lunes, 23 de noviembre de 2009

BONDADES Y FALENCIAS DEL MODELO ESPACIAL PROPUESTO POR L. BINFORD: LA RELACION ENTRE EL CAMPAMENTO BASE Y LAS ÁREAS DE ACTIVIDAD.

El enfoque sistémico propone un modelo de distribución de subsistemas en relación constante. Un sistema es una unidad y este mismo puede representar a su vez un subsistema. Los sistemas se encuentran comprendidos de subsistemas o partes de una totalidad articuladas por la actividad cultural. Los subsistemas varían de acuerdo al objeto de análisis, así puede analizarse en base a un enfoque sistémico la organización social de un sitio y sus jerarquías; la distribución espacial de sitios y su geografía, importancia de sitios y teoría del centro periferia, etc.

Lo que Binford elabora para el análisis de la distribución de espacios y sus funciones es un modelo sistémico de partes articuladas. En sociedades de caza y recolección el sistema total es denominado Camp Range, el cual es definido como el espacio o área explotada, habitada, utilizada. Este sistema total incluye elementos básicos que son la Home Base o Campamento Base, el cual se caracteriza por servir de zona residencial: lugar donde se pernocta (y no sólo eso); así también se incluye un conjunto de derivados pertenecientes a la Economic Zonation (lugar donde se presenta un sin número de actividades y todas giran en torno a la Home Base), los cuales son The Fishing Camp o lugar de pesca, The Hunting Camp o lugar de caza, The Transient Camp, The Trapping Camp o lugar de matanza de animales.

Este enfoque sistémico repercute en los patrones de movilidad y la variabilidad del tipo de ocupación.

Cuando se define un área de actividad, es claro que la práctica realizada requiere de un utillaje específico que define tal actividad. Es decir, existen 2 elementos claves y básicos en la definición de un área de actividad: los actores o quienes realizan la práctica y los elementos materiales que permiten la elaboración de alguna actividad, esto es, algún tipo de relación social.

Pues bien, encontrar estos dos elementos con un simple análisis descriptivo es muy fácil en sociedades actuales, sea cual fuere su tipo de organización social. Pero el problema empieza, cuando estos elementos se buscan identificar en una sociedad de la cual, no se tiene a los actores como evidencia textual. No se cuenta con la palabra ni la opinión ni la actividad realizándose in situ. Sólo se cuenta con el utillaje empleado: el dato arqueológico.

En la Arqueología una actividad no puede definirse tan fácilmente en un espacio y peor aún en sociedades de caza y recolección, en donde la complejidad y especialización no se dan por el simple hecho de que no se necesita más que de la extracción constante y regular de los alimentos, materia prima, etc. De la naturaleza. Por lo tanto, las áreas de actividad no siempre son definibles en el espacio. Una huella de quema puede representar infinidad de opciones de actividad: el relleno de un espacio, zona de rituales, zona de cocción de alimentos, etc.

Una actividad en sociedades cazadoras recolectoras carece casi siempre de la posible asociación entre arquitectura y artefacto, o de algún otro elemento cultural o no que pueda relacionarse con el artefacto. Esto debido a que en casi la totalidad de casos, sólo el utillaje lítico es la evidencia única de manifestación cultural en un área específica (a esto quisiera mencionar, que el desarrollo de métodos de cuantificación y distribución de artefactos en sociedades extractoras por parte de la Nueva Arqueología, década del 60, se debe gracias a este fenómeno de única presencia de útiles líticos).

Una actividad puede compartir diferentes áreas. La especialización implica el establecimiento de una actividad específica en un área determinada. Por ejemplo la recolección de mariscos es una actividad que ha visto un orden funcional en la extracción del contenido cárnico de los moluscos. El proceso básico consiste en la extracción de moluscos del mar, luego el transporte a una zona de desconchamiento y luego la distribución del alimento. La asignación de un espacio específico de desconchamiento responde a una forma de organización. Este lugar puede estar cerca al campamento base, cerca al mar, o cerca a alguna área de actividad. Pero en una sociedad no compleja; sin urbanismo ni clara diferenciación funcional en el aparato de organización social y económico; las áreas no son específicas. Los lugares donde se trabaja responde a un sin número de causas. Pueden elaborarse las puntas proyectil o de lanza cerca de una cantera o simplemente extraer el material y en un área lejana a la cantera realizar el trabajo.

“Para poder reconstruir el modelo global de uso de la tierra,
los arqueólogos deben identificar primero la función
específica de cada uno de los yacimientos y después
reunir cada una de las partes”. (Binford:1983)

Repito: un actividad puede compartir diferentes áreas y un área compartir diferentes actividades, más aún en sociedades no complejas en donde no se ha desarrollado la especialización, la cual implica una actividad específica regularmente en un lugar específico.

La elaboración de los modelos espaciales de Binford ha partido de trabajos etnográficos. Es por ello que ni siquiera tocó material arqueológico para elaborar dichos modelos. ¡Hablamos de contextos diferentes! y por más aisladas que puedan ser las trayectorias en los sistemas socioculturales, no podemos asumir con la certeza de Binford que dicho modelo funcionó de dicha forma en el pasado.

“Una vez aceptado que los factores más relevantes
que observamos en los ejemplos contemporáneos
son análogos a aquellos de las épocas prehistóricas,
podríamos calcular el espacio necesario para instalar
un lecho, de la misma manera que un arquitecto
determina en la actualidad el espacio a ocupar
por las diferentes áreas de una casa”. (Binford: 1988)

“Si superponemos un modelo tipificado de lechos
(sobre los que tengo una documentación etnográfica
amplia) a la planta de un nivel del Abri Pataud,
perteneciente a la fase del Auriñaciense I Antiguo,
observamos que una disposición de lechos individuales
entre los hogares encaja perfectamente con los
modelos espaciales arqueológicos”. (Binford: 1983)

La cuestión no es tan simple. ¿Cómo definir el Campamento Base o Home Base si no se tiene la evidencia de planta arquitectónica, y en algunos casos, ni en base a la distribución del material puede realizarse trabajo alguno? (Chivateros es un claro ejemplo de un yacimiento que no presenta evidencia de un campamento base. Este yacimiento se define como un taller lítico, donde los que realizan la actividad, necesariamente requieren de un área de residencia o Campamento Base). ¿Cómo definir las actividades que pudieron haberse llevado en el Campamento Base? Teniendo en cuenta que la una sociedad de caza y recolección al no poseer especialización, un área puede representar un lugar de múltiples funciones.

La respuesta de Binford es antropológica y no calma mi expectativa. Circunda en una serie de ideas como la función de los lechos no sólo como lugares para dormir sino también para reparar útiles (herramientas o ítems) o lugares para estar solos, “la gente concibe el lecho como un espacio privado, personal”, afirma. Pero no define el verdadero significado del Campamento Base, subsistema vital del sistema organizacional del yacimiento.

Debiera de elaborar un método efectivo de relacionar la evidencia arqueológica con la información antropológica mas solo muestra la complejidad del asunto sin llegar a una respuesta. No define en qué consiste un Campamento Base de yacimiento y un Campamento Base de caza. El primero tiene un carácter más estable, más estático; el otro su movilidad ni siquiera depende de los cambios estacionales, sino, de la presencia o no animales. Esta diferencia entre tipos de Campamento Base no la realiza en ningún artículo.