domingo, 3 de mayo de 2009

La ética marxista y el detrimento de las ideologías pre capitalistas

Existen indicadores de cambio inherentes en toda forma de vida en sociedad, compleja o no. Así, sociedades que gozan de un modelo administrativo con atisbos religiosos o sociedades que poseen un modelo estatal con una ideología formalizada, se ven reducidos a sistemas basados en la ideología como indicador de control y regulación de los agentes componentes del sistema por parte de la élite dirigente, esto es: el control del individuo.

Pues esto representa denigrar a las sociedades precapitalistas al no creer en sus ideologías como verdaderas formas de moral, en la que los individuos viven en armonía, con el resto y consigo mismos, siendo consientes de que un líder los encamina. La lucha por el poder, los intereses de clase, el excedente productivo, etc. Todo ello tendría como arma al control del individuo mediante la ideología.

Pero la pregunta es: ¿cómo se manifiesta en el dato arqueológico la riqueza o la concentración del capital en pocos individuos en sociedades precapitalistas? ¿Cuál sería el indicador material que permita hablar de intereses de clase, en sociedades pre-chavines, si casi no se evidencian bienes de status para los dirigentes? O es que basta el poder, el control, como único objeto deseado.

La tesis de la existencia del progreso: la adaptación al medio

La tesis de la existencia del progreso: la adaptación al medio
El empleo de las categorías de desarrollo, progreso, evolución y transformación son en muchos casos utilizadas como sinónimos cuando en realidad poseen un connotación muy distinta. Además, se aplican categorías que en realidad no existen y que este pequeño boceto busca explicitar.

Nos referimos como medio al estimulo compuesto del ambiente compuesto de la naturaleza sometida a la acción antropica o no, además del conjunto de sistemas culturales que nos asechan. Esto es, el medio se define como una constante que busca su autorregulación entre sus partes componentes: el medio ambiente, la actividad cultural y por qué no mencionar al agente.

La evolución desde el inicio de su origen como categoría denoto siempre a un cambio con herencia. Si bien esta categoría deriva de la biología, su aplicación a sistemas culturales no se ha visto en error. La dinámica de la historia sucede de forma compleja, los cambios no son solo acumulativos y el dinamismo es multilineal. Es aquí que se encuentra la adaptación como regidor de los cambios de los sistemas culturales en feedback con el medio. La existencia del progreso implica la definición de objetivos, determinación de puntos anhelados que con el discurrir del tiempo se van alcanzando a paso moderado (por no decir lento) ajustado a la naturaleza del medio. Es así, son muy pocas las sociedades que háyanse programado su objeto de vida.

Por ello la adaptación: los individuos se ajustan a la relación de los subsistemas del medio (cultura y ambiente), hallándose en calidad de asimiladores de las normas, productores de normas, autorregulandose.

Si se piensa que la importancia del ambiente se encuentra en detrimento de la actividad cultural como indicador del cambio en la dinámica social pues es totalmente erróneo. En sociedades que no vieron el capitalismo nacer, la relación hombre y ambiente fue aun mas enraizada. Sociedades de orden primitiva dependieron directamente de la extracción de vegetales y la caza de animales para su subsistencia. Sociedades de orden estatal se vieron afectadas por mega fenómenos ambientales y sociedades capitalistas se verán asechadas por la guerra del agua. Pero el hombre ante la limitación se vio forzado a construir soluciones que se traducen como agricultura, represas y diplomacia.

Es decir, los contrarios no se superan, los contrarios actúan en una relación constante autorregulable, ni uno sin el otro, salvo en ocasiones particulares que por dislocación puedan aparentar un pico de superioridad, pero siempre la situación se vuelve a regular.

Cuando se aplica la dialéctica a la sociedad y sus categorías sociales, las tendencias de izquierda junto con sus disciplinas (sociología, antropología, arqueología, etc.), ansían como parte de su ideología la supresión de los contrarios. Puede la especialización del trabajo haber creado diferencia pero la vida social implica una medida organizativa sistémica: la repartición de funciones. La solución se encuentra en la descentralización de la concentración del capital y no en abolir la forma básica de organización que es la basada en la función. Esto es motivo de otro panfleto, no insisto más.

Lewis Morgan no fue arqueólogo

Fuera de conocer el error cometido por Morgan de establecer a la europa de aquel entonces como símbolo máximo de la civilización, Morgan debiera de ser criticado por desconocer un principio básico de todas las ciencias: no aplicar modelos generacionales a sistemas particulares.

Las categorías de salvajismo, barbarie y civilización surgen con un fin académico saludable mas carecen de una ciencia social desarrollada que las dirija. Su fin era dividir el progreso humano en etapas definidas, mas por indicadores muy estrictos.

Pues el desarrollo escaso de explicidad de sus postulados nos lleva a interrogantes como: ¿el descubrimiento del hierro o la introducción del hierro? Marvin Harris habla de una sociedad de cazadores recolectores que al introducir el hierro acabaron por deforestar todas sus fuentes de alimento y no por ello representarían una sociedad de barbarie superior. Asimismo, la capacidad de desarrollo de una sociedad puede no medirse en relación a la capacidad de domesticar plantas sino a un ingreso de alimentos que se ajuste a las necesidades y cree sobrenecesidades, en un caso especifico, la gula. Sin agricultura mas con una economía extractiva un sistema cultural puede alcanzar su homeostasis, su autorregulación y equilibrio.

El problema de Morgan es su definición europea del progreso. El progreso no se mide en tecnología ni en acumulación de bienes ni en grandes macroestructuras que al final resultan ser muy poco complejas. El progreso se mide en tanto evidenciar atributos que encaminen al sistema a cumplir con sus objetivos establecidos. Por ello, el progreso no es un atributo interno en todos los sistemas culturales, así que, hablar de progreso e intentar construir un modelo comparativo entre sociedades totalmente aisladas es un problema aun no resuelto.

Hablemos de proceso adaptativo mas no de progreso.

Un subproblema del problema.
Cuando una posición teórica, paradigma o cual categoría quieran utilizar se enrumba y brinda seguridad, sus partidarios no dudan en aplicar la macroestructura en la producción de descripciones y de hipótesis, así Morgan creyó en el mismo (¿¡gran valor rescatable!?).

Tanto Engels como Morgan ubican al Imperio del Tahuantinsuyo en la etapa de Barbarie media. Esta etapa se caracteriza por: al Este de Europa la domesticación animal y al Oeste la presencia de hortalizas y casa de adobe y piedra. Pues bueno, nada encaja. El nivel de agricultura en el imperio del Tahuantinsuyo era de alta producción y hablar de hortalizas es un desconocimiento imperdonable. La barbarie medio representaría el arcaico tardío en términos de Lumbreras o el precerámico tardío para Patterson y Lanning. Es obvio que la ausencia de hierro y su reemplazo por otros metales no tuvieron importancia para Morgan. Los incas y casi la totalidad de sociedades provienen de automodelos particulares que encasillan en algunos indicadores generales y otros no. El Tahuantinsuyo fue civilización en sus términos. Cambiemos esa concepción equivoca de las sociedades pre capitalistas.

Se llama conjeturas las ideas lanzadas sin ser probadas y sin intenciones de ser probradas.

La civilización y su definición: un proceso, transformación.