sábado, 13 de junio de 2009

Las críticas a la concepción sistémica: alabada tercera revolución industrial.

“El grado de unificación es una variable empírica, que cambia para la misma sociedad de tiempo en tiempo y que difiere en sociedades diferentes” (Merton, Robert)

“Los intentos de formulaciones teóricas son todos elaboraciones del concepto de sistema o de algún sinónimo.” (Bertalanffy, Ludwig von)

Muchos amigos me comentan sobre las limitaciones del análisis sistémico funcional. Sus críticas siempre giran en torno a puntos específicos como la difusión de información para explicar el cambio del sistema, la limitación que representa la división subsistémica de un sistema sociocultural, etc.

Mientras exista la vida social, deben existir formas complejas o no de organización. Desde las sociedades netamente extractoras hasta los estados altamente jerarquizados, requieren de la distribución de sus partes de forma ordenada: ahí los sistemas.

Pues bien, siendo un problema tan recurrente, quisiera aclarar algunos puntos que quizás por cuestiones de actualización o no lectura no tomaron en cuenta.

La ciencia sistémica ha dependido mucho en su etapa prístina de las ciencias duras, tales como la física y la matemática. Así por ejemplo, la categoría de sistema es un préstamo hecho por la biología: el sistema biológico. Asimismo la categoría adaptacion es también un préstamo de las ciencias biológicas, así un sin número de categorías como homeostasis, dislocación, evolución, etc. Pero estos tecnolectos han sido asimilados con modificaciones para su aplicación a sistemas socioculturales, los cuales, funcionan como entidades de improbabilidad.

El ambientalismo se traduce como la influencia directa de información asimilada por el individuo pero, esta información, viene de afuera del sistema sociocultural. Este errado proceder se ve influenciado por el conductismo, un intento de psicología social fallido, el cual afirma que las decisiones se dan por un condicionamiento directo de ideas. Ninguna persona en su sano juicio podría dudar de la voluntad del hombre. Es evidente que la información se encuentra sometida a 3 principios básicos: la invención, la reproducción y la no-asimilación. Pues bien, el cambio sociocultural a nivel de sistemas complejos no puede explicarse sólo por medio de outputs. Un sistema es una unidad de voluntad propia, con una dinámica de similares manifestaciones culturales entre diferentes sistemas socioculturales, pero al fin y al cabo multilineal.

Una de las mayores críticas al funcionalismo sistémico es la del principio de economía o el principio del hombre utilitario. Esto afirma que el hombre fundamenta su actividad en la realización de una actividad específica, dicho de otro modo, el hombre se convierte en un robot que representa un engranaje que reproduce movimientos continuos sin variantes. Esto es falso ya que el hombre es un sistema activo de personalidad, éste crea su universo.
De esto se dimana otra postulado que es criticado: afirman algunos que en el enfoque funcional existen funciones que son indispensables y que de no realizarse, el sistema sociocultural habría por terminar. Pues claro que existen sustitutos funcionales, así por ejemplo, en la época colonial en la costa centro del Perú, los campesinos decidieron cambiar su dieta mayormente a base de productos agrícolas por la pesca, con la finalidad de escapar de la cercanía de los hacendados.
Los críticos afirman que en el análisis funcional, es requerido un elemento que sirva como unificador ya sea en forma de religión o un corpus de valores que sirva de unidad. A este postulado se le denomina unidad funcional y no es más que una mala interpretación de la teoría que propone que existen elementos tangibles y no que sirven como cohesionadores en la vida social, esto es, legitiman la identidad en el sistema sociocultural y permiten su mejor estable porvenir.

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